“El senderismo vinculado al desarrollo de los territorios por donde pasan las antiguas vías pedestres se ha convertido, en los últimos años, en un instrumento para la dinamización socioeconómica y una oportunidad de empleo que favorece el arraigo de la población local”. Así lo sostiene el geógrafo José Juan Cano, autor de una tesis doctoral sobre este tema con mención internacional por la Universidad de La Laguna.
Solo en senderos y sus variantes, que se basan en el principal sistema europeo, Tenerife cuenta con 439 kilómetros, distribuidos en 64 itinerarios (25 homologados), con datos del pasado año.
Fuente: Diario de Avisos / Vicente Pérez
En su trabajo doctoral, que presentó en febrero pasado, titulado La recuperación de las redes camineras: instrumento para el desarrollo territorial en la isla de Tenerife, dirigido por los doctores Vicente Zapata y Carmen Rosa Pérez, el geógrafo tinerfeño recomienda mejorar la gestión, el mantenimiento, la conservación y la protección del conjunto de senderos y caminos tradicionales en la Isla, así como los elementos patrimoniales asociados a ellos (espacios naturales, con sus elementos geológicos, patrimonio histórico y etnográfico, paisajes agrarios…).
A su juicio, “se debe considerar la recuperación del patrimonio caminero, y, por ende, las actividades senderistas y el estudio de la caminería, como un instrumento adecuado para potenciar las estrategias de desarrollo territorial y el turismo alternativo”. “Debe articularse, por tanto, como un eje estratégico para mejorar la calidad de vida de la población local y un instrumento básico de progreso de nuestra sociedad”, subraya Cano, quien es además profesor-tutor de Turismo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), consultor de instituciones públicas y entidades privadas en esta materia y miembro de la Unidad de Caminos y Senderos (Ucase) de la Fundación Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop).
En el diagnóstico general de estas ancestrales vías de comunicación señala como debilidades “la inexistencia de cooperación intermunicipal y entre colectivos a escala insular para fomentar el conocimiento de los caminos; y el deterioro y mal estado de conservación de multitud de ellos”. “En los últimos años”, observa, “se ha impulsado una mejora en la gestión y conservación desde los ayuntamientos y el Cabildo, “si bien aún es insuficiente”.
Como amenazas principales del patrimonio caminero, el geógrafo apunta al aumento de zonas de suelo urbano y urbanizable a lo largo del trazado original, así como de infraestructuras viarias.
En el lado positivo, Cano subraya “el fortalecimiento de la concienciación ciudadana sobre la conservación y rehabilitación” de estas vías pedestres; el hecho de que atraviesen núcleos de población con importante patrimonio cultural, así como “la permanencia en la memoria colectiva” de estas redes de comunicación (en lo que se considera un “patrimonio intangible”).
Este tesoro cultural presenta una serie de oportunidades, y en este sentido, este doctor en Geografía pone de relieve “la recuperación de rutas seculares en sectores deprimidos”, las acciones para la implicación social sobre la conservación del medio ambiente y de las antiguas redes de comunicación; el incremento de visitantes debido al senderismo y las actividades complementarias; y la posibilidad de incluir los caminos históricos en algunos de sus tramos dentro de una red municipal, comarcal o insular de senderos.
El municipio con mayor densidad de tramos (senderos homologados, caminos declarados BIC, senderos accesibles, caminos comunitarios, entre otros) es La Orotava (incluye el Parque Nacional del Teide), seguido de Granadilla y Los Realejos. Los que presentan menor presencia de caminos con una gran diversidad tipológica y número son Tegueste, Puerto de la Cruz, La Guancha, San Miguel, Arona y Adeje
Destaca el doctor en Geografía que “los bienes de dominio público como los caminos son inalienables, inembargables e imprescriptibles”, como así estipula el Código Civil vigente. Asimismo, apunta que en 2005 se creó por decreto autonómico la Red Canaria de Senderos.
En su tesis, pendiente de publicación, Cano establece un conjunto de conclusiones y propuestas novedosas. Expone el caso de Vilaflor de Chasna como modelo de estudio y de varias rutas tradicionales, como el camino del Hermano Pedro (entre dicha localidad cumbrera y la costa de Granadilla), el Camino Viejo de Candelaria, el Camino de Las Lecheras y la Cañada Lagunera.
En este trabajo pone de manifiesto también experiencias internacionales y casos de estudio para la recuperación de este tipo de itinerarios ancestrales, como la ruta de las misiones españolas en la Baja California Sur (México), la ruta del esquisúchil, en Guatemala; la Vía Apia, en Roma, o el Sendero Internacional de los Apalaches, en Portugal, entre otros.