Unas doscientas personas convocadas por Ecologistas en Acción han recorrido andando el sendero de la colada de Navalrincón en el Parque Nacional de Cabañeros. En total nueve kilómetros para reivindicar un parque nacional sin caza y sin privilegios para los cazadores y latifundistas.
La marcha da inicio a una serie de actividades que se irán realizando este año con motivo de la celebración del 20 aniversario de la declaración del parque nacional, y que pretenden que de una vez Cabañeros sea el parque nacional que dice ser. Esta circunstancia no se cumple puesto que la mitad de su superficie sigue siendo coto privado de caza y no es objeto de una gestión conservacionista y de uso público acorde con la figura de protección.
La marcha ha servido de ejemplo de los impactos que sufre el parque por estos motivos ya que el sendero está flanqueado de vallas, algunas con alambre de espino, y de carteles de coto de caza y prohibido el paso. También se observan tiraderos donde se practican monterías.
Cabañeros ofrece así al visitante una imagen bipolar, de las 40.000 hectáreas que tiene el parque nacional, la mitad está en manos de fincas privadas donde la práctica de la caza se realiza como en cualquier otro coto privado de caza, y la otra mitad es terreno público donde se concentran las actuaciones medioambientales y de uso público.
Es un anacronismo sin sentido, que se está pagando con los presupuestos generales del Estado y de Castilla-La Mancha. Ni el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ni la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha están haciendo lo que hay que hacer para abordar la eliminación de la caza que establece la propia Ley de Parques Nacionales.
Ni el Plan de Uso y Gestión de Cabañeros, ni el Plan Director de Parques Nacionales abordan de momento la eliminación de la caza en estos espacios naturales, ni siquiera en los plazos que ellos mismos han impuestos en la enmienda a la Ley y que fija para 2020 ese objetivo.
La situación que se da en Cabañeros no ocurre en ningún otro parque de España. Con la mitad de su extensión embargada como coto de caza, se limitando vergonzosamente el uso público del parque.
Además, por esta causa, el parque nacional continúa amenazado y agredido por las nuevas construcciones, las ocupaciones y cierres de caminos y vías pecuarias, los vallados cinegéticos y por una gestión que no se corresponde con la que debiera tener un espacio natural tan emblemático como es éste.