Sabéis lo que pasa en el lugar, compañeros? Pues sabed que murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado Crisóstomo, y se murmura que ha muerto de amores de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico, aquella que se anda en hábito de pastora por esos andurriales. ...Y es lo bueno que mandó en su testamento que le enterrasen en el campo, como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del alcornoque, porque, según es fama, y él dicen que lo dijo, aquel lugar es adonde él la vio la vez primera...

El Quijote, Cap. XII: De lo que contó un cabrero a los que estaban con Don Quijote.

Fuente: Diario La Comarca de Puertollano / Ezequiel Martínez 

Venta de la Inés, Ezequiel Martínez, periodista, escritor y patrono de la Fundación Savia

Pisando las baldosas de barro enrojecidas por el tiempo y desgastadas por las pisadas de los hombres, pienso en las huellas que pudo dejar Miguel de Cervantes donde yo piso ahora, en el interior de la Venta de la Inés, antiguamente Venta del Alcalde. Cerca de la chimenea está Carmen, que desde su sillón de mimbre ve pasar el tiempo apresada por su inmovilidad que le acompaña desde su nacimiento. Con dos años, Carmen se quemó en la chimenea de la Venta del Molinillo, y con esas dos taras ella sonríe a la vida, habla con dificultad y escucha las historias que cuenta Felipe Ferreiro, su padre, quien hurga en los rincones de su memoria, en la que guarda como tesoros la historia de la Venta y del lugar y pasajes literarios como el que abre este artículo. Y Felipe que tiene otros dos hijos se lanza a contarnos: “Como tal Venta del Alcalde, aparece en las relaciones topográficas de Felipe II. Contaba con correo de postas y estaba valorada en 1.500 ducados. En 1761, era su propietario Jacinto García Lozano que se casó con Inés Ruiz Castellanos. Cuando él muere, ella enviuda y le pone Venta de la Inés y desde hace 5 generaciones pertenece a la familia Ferreiro Alarcón, gracias a la cual se conserva y se mantiene viva la historia”.

 

La venta de la Inés tiene un portón de madera, dos ventanas laterales y en el piso superior tres ventanucos. En el lado izquierdo de la fachada un mosaico enrojecido loa que la Venta de la Inés es Bien de interés cultural. Cruzamos el umbral y se accede al zaguán con el piso empedrado de chinos redondeados, y losetas de barro, y un pasillo al que dan las habitaciones. La cocina -salón es amplia con el suelo de baldosas de barro centenarias. En el centro una mesa de madera, varias sillas y el calor de la chimenea con troncos de encina lamidos por las lenguas de fuego.

 

Situada en el término de Almodóvar del Campo, Ciudad Real, la Venta de la Inés, antigua venta del Alcalde, del siglo XVI; la de Tejada, la del Horcajo, y la del Molinillo, antigua de la Divina Pastora, donde vivía bien guardada por el ventero, la joven más hermosa del Valle, acaso la reencarnación de Dulcinea, son las únicas ventas que encontraba el viajero en el camino Real de Toledo a Córdoba, cuando se utilizaban caballerías y diligencias. En estas ventas o casas de postas paraban, descansaban y hacían noche los viajeros. Cervantes estuvo aquí cuando recorría los caminos como recaudador y aprovisionador de la Armada. La llegada del ferrocarril arrumbó estos establecimientos donde no faltaban pan y vino para andar el camino. En agosto de 2015, el escritor Julio Llamazares estuvo aquí en su recorrido cervantino que publicaría en “El País”. Para llegar a la Venta de la Inés se recorren unos 8 kms por el antiguo camino Real, donde se ven vacas, ciervos, corzos, buitres negros y leonados, y en invierno, las majestuosas grullas. El camino pasa por delante de una finca “La Cotofía”, una mansión con un lago robado al cauce natural del río Tablillas y varias estatuas pomposas en el jardín. Los moradores y propietarios de la Finca y de la Sociedad “Patrimonios y Negocios”, y de las 2.000 has de terreno que rodean la Venta de la Inés, son: Gervasio de Vicente Arenal conocido en la zona como “El Poderoso”, rico y terrateniente y su hijo de igual nombre. Felipe Ferreiro y Gervasio son vecinos, pero no se hablan desde hace veinte años. En 1986 “el Poderoso” quiso comprarle la Venta a Felipe. Le ofreció un millón y medio de las antiguas pesetas. Felipe recordó lo que le dijo su abuelo: “Nunca vendas la venta, fuera de la familia, nos llega de varias generaciones”. Y Felipe le dijo a Gervasio que no se la vendería nunca. Fueran la soberbia o el orgullo, los defectos que atormentan a quienes teniéndolo casi todo, se sienten heridos por la dignidad y la entereza de un hombre sencillo, el caso es que pasado un tiempo, un día apareció rota la tubería de cerámica árabe que canalizaba el agua desde el río Tablillas, a unos 200 metros, a la Venta de la Inés. Según “el poderoso” las ramas de los árboles causaron la rotura. ¡Ja! dijo Felipe para sus adentros, al enterarse. Felipe, el Quijote luchando contra el poderoso molino de viento, o el gigante Fierabrás. Vecinos enfrentados. Desde entonces, Felipe hace acopio de agua como puede, y los amigos y asociaciones suelen llevarle botellas de agua como mejor presente.

 

En sus 2.000 has de terreno, el terrateniente tiene cerrados varios caminos públicos y ha desviado el cordel del Alamillo. Uno de esos caminos conduce a la fuente del Alcornoque y a una cueva con pinturas rupestres declarada Bien de Interés Cultural pero sólo se puede visitar unos determinados días al año y hay que pedir permiso por teléfono a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que no hace nada contra “el poderoso” ante este atropello al disfrute de un bien público, por parte de los ciudadanos, como tampoco lo hace la Delegación Provincial de Cultura de Ciudad Real. Cerca de esta finca, otra de 15.000 has, “La Garganta”, propiedad del Duque de Westminster, cuyos límites entran en Córdoba, donde cazan nobles y la realeza, allí han cazado los príncipes ingleses Guillermo y Enrique, y el Rey emérito de España, Juan Carlos, y con ellos, poderosos empresarios y propietarios con poder e influencia. ¿Recuerdan “La escopeta nacional” de Berlanga?

 

En setiembre de 2016, los diputados Isabel Rodríguez y José María Barreda presentaron una proposición de Ley en el Congreso en la que se instaba al Gobierno, a través del Ministerio de Agricultura y a la CHG (Confederación Hidrográfica del Guadalquivir) a adoptar medidas para garantizar el acceso de agua para uso doméstico a la Venta de la Inés. El 14 de febrero de 2017 en el diario de Sesiones del Congreso de los Diputados se recoge una pregunta del diputado Sergio Pascual de Unidos Podemos, sobre restitución del acceso canalizado a agua potable a la Venta de la Inés, reconocida como Bien de Interés Cultural. Le respondió la señora García Rodríguez, Secretaria de Estado de Medio Ambiente quien señaló que el asunto es difícil, dada la enemistad entre los dos litigantes. Lo ideal, dijo, es que se pongan de acuerdo con una indemnización. Si no hay acuerdo habría que aplicar la Ley de Expropiación Forzosa. En estas fechas navideñas, la CHG ha resuelto la servidumbre de acueducto, de un trasvase de agua del río Tablillas a la Venta de la Inés, fijando un justiprecio para la servidumbre de paso por la Finca “La Cotofía”. La justicia ha dictado sentencia, pero al parecer, Gervasio de Vicente, “el poderoso”, quiere recurrir. Felipe Ferreiro nos confesó a sus 87 años, cumplirá 88, el 9 de enero: “Mi sueño es que antes de morirme pueda ver llegar de nuevo el agua a la Venta de la Inés”.

 

Desde bien temprano, Felipe ha preparado unas migas, con torreznos, pimientos y sardinas, en esta mañana decembrina a las puertas de la Navidad.

 

La venta tiene unas antiguas cuadras en la parte posterior. Se conservan algunos aperos y aparejos. Dos inmensas moreras procuran sombra en el verano. Algunos gatos, dos perros cuidan del gallinero, donde un gallo kikirikea ante varias gallinas. Desde la tapia trasera se intuye el río Tablillas a unos 200 metros, de donde pronto llegará el agua por una nueva tubería. La Fundación Savia desde hace casi dos años viene mediando para que el agua retorne de nuevo a la Venta de la Inés. En esta visita a la Venta para apoyar a la familia estuvimos miembros de la Fundación Savia con su Presidente Paco Casero, a la cabeza. Sentado en un banco de piedra en la puerta de la Venta observé el paisaje de sierras y dehesa, y los árboles que vieron los abuelos de Felipe y que vería Cervantes para escribir en “Rinconete y Cortadillo”: “... A esta sazón pasaron acaso por el camino una tropa de caminantes a caballo, que iban a sestear a la venta del Alcalde, que está media legua más adelante; los cuales viendo la pendencia del arriero con los dos muchachos (Rinconete y Cortadillo), los apaciguaron y les dijeron que si acaso iban a Sevilla, que se viniesen con ellos”.

 

Miré hacia las puertas de la finca “La Cotofía” a unos cien metros y exclamé: ¡Es tan difícil para ustedes dar por buena la servidumbre de paso y aceptar el justiprecio para que este hombre y su hija inválida vean cumplido su sueño, en esta Navidad!
 

Felipe sale y nos dice: ¡Que hacéis ahí mirando, vamos dentro a la mesa que las migas y el vino nos esperan y es de mala educación hacer esperar”.
 

Y ya dentro comimos las migas, bebimos vino, leímos entre todos el capítulo XII de El Quijote, donde se menciona la fuente del alcornoque, cantamos unos villancicos, y brindamos por la Navidad y porque el agua retorne a la Venta de la Inés, y que Carmen y Felipe lo vean, antes de morirse. Y aunque lo parezca, esto no es ningún cuento de Navidad.

 

Ezequiel Martínez, periodista, escritor y patrono de la Fundación Savia